Porque los
cambios en Paraguay son tan difíciles
Todos nos quejamos de la situación en Paraguay. Por las
redes sociales, en los asados con amigos, en las charlas con taxistas o
conductores de Uber, con nuestros “socios” del tercer tiempo, etc. Pero cuando
se presenta la oportunidad de hacer algo consistente, de contribuir, pasar a la
acción, son unos cuantos valientes y “soñadores” los que hacen honor a esas palabras esgrimidas con enojo y quizás algunas cervezas de más en su
momento…
En otros países son
muchos más seres humanos, que se comprometen y hacen acto de presencia,
puntualmente y sin excusas. Pienso en mis paisanos alemanes…
“Ah, pero son alemanes,
disciplinados y cumplidores” escucho decir por ahí… Cierto. Pero también ellos
en algún momento tuvieron que dar el primer paso. Tuvieron que remangarse y
tomar la cosa en serio. Quizás no queda de otra cuando ves tu casa y la de tu
vecino en ruinas por los incesantes bombardeos… como los que se sucedían día y
noche durante la Segunda Guerra Mundial,
y aunque fue hace ya casi 80 años, permanece en el legado familiar el
recuerdo macabro pero a la postre aleccionador y sanador.
¿Y dónde están los recuerdos que nos impulsan aquí en
Paraguay? ¿Acaso la Guerra Guazú no perdura
en la memoria de las familias?